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El Don





Durante 53 días tuve el DON de acompañar a mi madre hacia su muerte. He querido resaltar el nombre de DON o regalo aludiendo al libro que el antrópolgo Marcel Mauss publicó en el año 1924. La mención a este libro no es por un afán intelectual, lejos de eso, responde al asombro que me provocó leer sobre la existencia de culturas que basaban su sobrevivencia en la reciprocidad e intercambio genuino, sin pedir nada a cambio, sino, sólo estar para el otro cuando lo necesitaran.


Imaginaba que algo así no era posible, sin embargo, durante estos cortos días se movilizaron en mí conductas ancestrales, y creo, más intuitivas de lo humano, que me permitieron ayudar a mi madre a transitar este camino, así como sólo ella me fue ayudando en el mío.

Desde el anuncio de su gravedad vislumbré que mi madre se iría y yo me quedaría, y sentí que lo único posible era hacerlo entre las dos.


Me declaré desde un inicio en su acompañante y no mera cuidadora, lo último no estaba a la altura de su intensidad, no le hacía justicia. No bastaba con limpiarle el sudor o sostenerla para caminar, era algo más grande y sutil…era mirarla, escucharla y saborear su aroma en cada una de sus etapas…todas me hablaban, ella me hablaba constantemente.


Y fui viviendo las paradojas de los últimos días, esas que uno cree, yo misma lo creía, que ya no había nada, que en general se asumen como el ocaso, sin embargo, no es así… es un momento vital, en todo lo ancho de esta expresión. Y tomé el riesgo de seguirla en cada uno de sus pasos y resbalos. Necesité empaparme de todo lo que le fuese ocurriendo pues ya no nos quedaba tiempo, ya estábamos arrojadas al dolor, despojadas de tanto ropaje, ya no éramos sólo madre e hija, sino hija y madre, mujeres…


Pretendo contar la experiencia en primera persona, aludiendo a mis propias observaciones e interpretaciones de lo que fui entendiendo respecto del proceso de mi madre, así como lo que iba ocurriendo en mí. Necesito escribir, pues si bien no es común hablar y compartir sobre el proceso de la muerte, me sostiene el convencimiento que de la vida, dolores y amores se habla, como única forma de mantener el recuerdo.


Si bien la historia transcurre en 8 semanas y tienen una cierta secuencia cronológica, basadas en cada una de las etapas por la que fue atravesando mi madre, pretendo además adentrarme en algunos pasajes y recovecos que ella fue dejando a mi disposición… pretendo entonces, seguir los caminos de escucha, fortaleza, compasión, desasosiego, y definitivamente de un inmenso amor, que nos acompañaron en este proceso…pretendo seguir el don…




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